En el FC Barcelona hay algo que no termina de funcionar. Cuatro partidos consecutivos sin triunfo en Liga es algo inusual en un equipo acostumbrado a ganarlo prácticamente todo.
Una de las piezas clave que no ha despegado en este inicio de temporada es Luis Suárez. El delantero uruguayo ha participado en todos los partidos de Liga y Champions y es uno de los jugadores más utilizados por Ernesto Valverde, aunque su aporte al equipo ha disminuido considerablemente.
En diez partidos tan sólo ha marcado tres goles y los signos de desgaste son cada vez más evidentes, en un jugador que va camino de los 32 años. Lo más preocupante es que si dirigimos la mirada hacia el banquillo, no hay un recambio para el uruguayo que tenga el gol entre ceja y ceja. Munir le ganó la partida a Paco Alcácer y se quedó en el Barcelona, pero hasta ahora las actuaciones del delantero han dejado mucho que desear. Tan sólo ha disputado 72 minutos, repartidos en tres partidos, y no parece que esté a la altura como para ser el recambio de todo un depredador del área como Luis Suárez.
Aunque no se pude dudar del uruguayo y se sepa que él va a seguir siendo el fiel compañero de Leo Messi en el ataque azulgrana, nunca viene mal tener en el banquillo un hombre gol que te saque las castañas del fuego cuando el plan A no funciona o simplemente cuando Suárez necesite un descanso.
Manuel Queimadelos Alonso/GettyImages
El propio delantero se arrepintió de haber jugado tantos partidos el año pasado, sobretodo el duelo de Liga frente al Leganés tres días antes de medirse a la Roma en aquella noche aciaga para los barcelonistas. Suárez quiere llegar al final de temporada a pleno rendimiento y él sabe que para eso necesita un descanso.
Por lo tanto viendo la situación del uruguayo, lo sucedido el año pasado en el Olímpico de Roma y las pocas garantías que ofrece el banquillo, el FC Barcelona debería lanzarse en el mercado de invierno y fichar un delantero que acepte el rol de suplente pero que también sea garantía de gol. Munir no cumple al 100% ese perfil y por lo visto, hasta ahora Valverde no confía en él. No es una tarea fácil encontrar un jugador en el mercado que te garantice estas dos condiciones pero sería peligroso para el Barcelona no traer un recambio para Suárez y arriesgarse a que el delantero llegue al tramo decisivo de la temporada tan fatigado como el año pasado.
Puede que en algún rincón del Camp Nou se estén arrepintiendo de dejar salir a Paco Alcácer pero, en el mes de enero, tendrán la oportunidad de darle la vuelta a la situación y encontrar ese recambio que cada vez se antoja más necesario.
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